martes, 5 de mayo de 2015

Obra de teatro LAS SUPLICANTES adaptación para estudiantes

Las Suplicantes de Esquilo, versión resumida para estudiantes de secundaria.

Las suplicantes
adaptación Tania Ruiz

Personajes

Dánao, padre de las Danaides
Pelasgo, rey de Argos
Mensajero de los hijos de Egipto
Coro de las hijas de Dánao
Corifeo directora del coro
Sirvientas



La acción se desarrolla en la playa cerca de Argos. Al fondo de la orquesta hay una loma con las estatuas de Zeus, Poseidón, Herrases y Apolo.


Corifeo: Que Zeus nos vea con benevolencia pues andamos errantes; no porque la ciudad nos haya condenado al destierro, sino que nos negamos a casarnos con lso hijos de Egipto. Dánao, nuestro padre, nos aconsejó huir a la tierra de Argos, aquí estamos, suplicando que nos acepten y que echen a los hijos de Egipto antes de que pisen esta tierra.

Coro: invocamos a Épafo, que el gran germen de una valiente madre nos ayude a escapar del lecho de los varones, de lo contrario moriremos colgadas.

Dánao: hijas, deben ser juiciosas. Han llegado hasta aquí gracias a que confían en mi. Ahora veo que se acerca un ejército, respondan con palabras respetuosas, doloridas y vehementes, digan claramente que su destierro está limpio de sangre. No se precipiten al hablar, la gente de aquí es muy sensible. Un lenguaje altanero no conviene a los débiles.

Corifeo: tienes razón, padre, procuraré recordar tus sabios consejos.

Dánao: ahora no te demores, y que triunfe mi plan.

(Llega el rey acompañado de una escolta armada)

Rey: ¿De dónde vienen? No usan ropas helénicas, aunque tienen ramos puestos juntos a las estatuas de los dioses, como es costumbre en los suplicantes.

Corifeo: tienes razón, somos suplicantes, pero yo ¿a quién hablo? ¿eres un ciudadano, un mensajero o el jefe de la ciudad?

Rey: soy el hijo de Palecton, jefe supremo de este país. Soy dueño de toda la comarca. Ahora dime de cuál es tu linaje y explica tus motivos para estar aquí.

Corifeo: somos de raza argiva y simiente de una ternera prolífica.

Rey: esas palabras son increíbles.

Corifeo: ¿No dicen que, en otro tiempo, existió una guardiana del templo de Hera, Io?

Rey: sí, es un rumor confirmado.

Corifeo: y Zeus se unió con ella, aunque mortal

Rey: y estos amores no escaparon a Hera

Corifeo: ¿y cómo acabaron esas peleas reales?

Rey: la diosa de Argos transformó la mujer en ternera

Corifeo: ¿Y Zeus se acercó a la ternera cornuda?

Rey: sí, tomó la forma de un toro semental

Corifeo: ¿qué hizo entonces la esposa del rey?

Rey: ordenó a Argos que la vigilara, pero Hermes lo mató por indicación de Zeus.

Corifeo: ¿qué otra cosa hizo Hera?

Rey: Hizo que un tábano persiguiera y picara a la ternera, que llegó hasta Canobo y Menfis

Corifeo: y allí Zeus la tocó y nació Epafo, de quien desciende Libia y Belo, que tuvo dos hijos y fue padre de mi padre.

Rey: ¿quién es tu padre?

Corifeo: Dánao. Y ahora que conoces mi linaje nos puedes tratar como argivos

Rey: ¿Por qué dejaron la casa paterna?

Corifeo: Porque no queremos ser esclavas de la raza de Épafo

Rey: ¿Cómo puedo ayudarlas?

Corifeo: no devolviéndome a los hijos de Egipto si me reclaman

Rey: Eso sería tan grave que puede provocar una guerra.

Coro: hijo de Palecton, rey de los pelasgos, óyeme con corazón benévolo. Mira a esta suplicante, es como una ternera que, perseguida por el lobo, trepa a las rocas para defenderse y desde allí muge triste para contar sus penas.

Rey: No puedo hacer ninguna promesa antes de comunicar esto a todos los ciudadanos.

Coro: tú eres la ciudad, tú eres el pueblo, tú eres el dueño, tú lo decides todo.

Rey: no puedo ayudarlas sin dañar a mi pueblo. No sé que conducta seguir, tengo miedo de actuar, de no actuar y de tentar al destino. Si los hijos de Egipto tienen poder sobre ti, por la ley de su ciudad, habrá que defender que según las leyes de tu país no tienen ningún poder sobre ti.

Coro: yo no quiero estar sometida al yugo de los hombres. Ante un casamiento odioso huiré, la justicia será mi aliada.

Rey: No es fácil tomar una decisión, debo consultar a mi pueblo. Si ocurre algún mal no quiero que me reprochen que por honrar a unos extranjeros perdí la ciudad. No quiero en Argos una lucha de represalias. ¿No te parece que es necesario un pensamiento salvador?

Coro: Piensa, pues, y sé un patrono piadoso, no nos traiciones.

Corifeo: tengo lazos y cinturones para sostener mis vestidos, si no me ayudas los usaré para colgarme lo más rápidamente posible.

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