Este monólogo tiene un tema fuerte, pero es muy adecuado para presentar en una preparatoria.
Guión completo monólogo para mujer
“ADIÓS, MI DULCE LUNA”
Marcelo Romero Hernández
“Adiós, mi dulce luna”, de Marcelo Romero Hernández, se estrenó el día 27 de
marzo de 2011, Día Internacional del Teatro, en el Centro Cultural Ex Convento el
Carmen de la ciudad de Atlixco, Puebla por el Grupo Teatral “Bojiganga”, con los
siguientes créditos
LUNA/ Nizhdhali Rodríguez Barrera
Musicalización/ Alejandro García Pérez
Dirección Escénica/ Miguel Ángel Marín Anzures
Diseño Gráfico/ Jordan Rangel Rojas
Agradecemos a Raymundo Huerta Cirilo y a Irma Amador, por el apoyo en la
realización de este evento. El asesoramiento escénico corrió a cargo del autor
PERSONAJE:
LUNA: joven de 21 años, delgada.
ESCENOGRAFÍA: Cuarto de una joven, una cama, al lado de ésta un buró con
una lámpara; un ropero o armario, un porta-retratos sobre un pequeño escritorio
con una silla, un tocador; una grabadora, un teléfono y un librero lleno peluches,
retratos, figuras, documentos, libros y artículos de aseo personal. Posters de
cantantes femeninas.
ÉPOCA: Actual
GÉNERO: Monólogo
Al abrirse el telón vemos el cuarto de Luna perfectamente ordenado. Entra
Luna, camina de un lado a otro de la habitación como queriendo hacer algo, al
no conseguirlo se sienta en enfrente del escritorio, toma papel y tinta. Escribe.
Adiós, mi dulce sol
Después de unas pocas líneas lee lo escrito.
LUNA: Hola, mi amadísimo e infame sol, después de todo este tiempo en que te fui
fiel, ahora me deshago de ti, esto ha llegado a su fin. (Para de escribir. Observa un
cuadro que está sobre su escritorio, lo toma) Ya no quiero que me busques y
mucho menos quiero que me sigas; ya me harté de que me hagas como se te de la
gana, no soy una muñeca de trapo que puedas utilizar a tu antojo. (Pausa) Toda la
culpa es suya: las peleas, los golpes, los gritos, los celos… sus estúpidos celos
que decía que yo a propósito causaba al saludar a mis amigos, al salir con ellos, al
ir a fiestas en las cuales, le decía que no estaría a gusto. (Pausa) Que más da, ya
me harté de eso, de eso y de mil cosas más… (reflexiona, al cuadro); te amo
demasiado, mi sol, pero el amor no lo es todo, para que una relación exista no sólo
tiene que haber amor, aunque es lo principal, deben existir otras cosas que por
desgracia en la nuestra nunca existieron, pero ya no hay forma de remediarlo, pues
dudo mucho que yo quiera darle otra oportunidad, ya tomé mi decisión, nunca más
estará en mi ser; si crees que voy a sufrir por tu partida…, tienes razón, estoy
sufriendo, desgarrándome por dentro, quemándome, asfixiándome por ya no
tenerte… (Pausa) Voy a sacarte de mi vida, voy a desterrarte de mi cuerpo, sí, lo
haré, lo haré con cada lágrima, con cada risa, con cada suspiro, iré sacándote
poco a poco de mi ser, de mi vida, de mi alma, de mi corazón hasta que no quede
nada de ti, nada, ¡nada!... (Pausa. Reflexiona) Posiblemente no le encuentres
sentido a lo que te estoy diciendo, no pretendo que lo entiendas, por desgracia
esto así fue, sólo espero que en tu próxima relación exista lo que en la nuestra no
existió. Ya has sufrido demasiado con una mujer como yo y con tus relaciones
pasadas como para que sigas sufriendo, no te lo mereces, (irónica) pero así es la
vida de cruel con todos: nos hace malas jugadas, hace que nos tropecemos a cada
instante y por desgracia ocasiona que nos enamoremos de las personas menos
correctas, como me sucedió en esta ocasión contigo, nunca fui la persona ideal
para ti, perdóname por todo y por no tener paciencia como tú me la pedías,
perdóname por nunca darte lo que tú tanto deseabas… lo que me pedías con tanta
insistencia, desgraciadamente ese fue mi error más grande… pero ya está todo
hecho y no se puede cambiar, espero que me puedas perdonar algún día. (Luna
camina un poco por la habitación, se sienta en la cama, toma un muñeco de
Adiós, mi dulce sol
peluche, lo contempla y acto seguido lo abraza, se recuesta, se queda en silencio
un momento. Se levanta, camina al armario, de él saca una pequeña caja llena de
cartas, fotos y recuerdos de relaciones pasadas, las observa amorosamente.
Sonríe) Muchas personas han pasado por mi vida que podría yo mencionar, que
fueron parte agradable de ella, casi todas fueron muy bellas, la segunda por
ejemplo: ahí fue cuando probé la miel de un beso al ser guiado, besos de amor,
llenos de cariño y de ternura, lo peor fue que se alejó de mi lado, muy lejos se fue,
sin despedirse, y después tuvo la desfachatez de cortarme por teléfono diciéndome
que me olvidara de todo, que cada quien hiciera su vida. (Ríe) Quedé tan dolida
después de eso que mis siguientes dos o tres relaciones fueron simples aventuras,
ni siquiera me importó mi reputación, la vida se encargó de todo, creí que nunca
volvería a tomar en serio a nadie, ya no podía confiar… (saca una foto de la caja)
pero llegó una persona muy especial, la cual con su cariño, sinceridad, honestidad
y amor, logró borrar los besos que habían dejado en mis labios amargura y que
marchitaron mi alma por bastante tiempo. (Mira la fotografía) ¿Recuerdas? Cuando
te conocí… eras… difícil pero muy en el fondo existía un alma tan dulce y
maravillosa que poco a poco fui descubriendo (con melancolía) no fue sino que
hasta que no teniendo el valor suficiente, me cortaste, asegurando con palabras
hirientes que ya no sentía nada por mí. (Vuelve a guardar la fotografía en la caja
precipitadamente) Hay algo que si puedo asegurar al mundo, algo de lo que estoy
muy orgullosa: en ninguno de éstos pasados capítulos de mi existencia tuve
intimidad con nadie, y no es porque no haya habido la oportunidad o porque no le
gustara a nadie, mi cuerpo es bello y bien formado, pero considero que la relación
de pareja no solamente es el sexo sino que está basada en confianza, sinceridad,
respeto, fidelidad y muchas cosas más y que muy pocos conocemos. (Transición)
Durante todo este tiempo me refugié en mis estudios, en salir con mis amigas, en
el ballet, en el teatro… para poder ocultar mi amargura. Al poco tiempo, tuvo sus
frutos, recibía muchas invitaciones para salir de gente muy simpática… ahora
recuerdo que en un ensayo conocí a alguien, sentí que era la persona que llegaría
a ocupar en mi corazón, el espacio que aún seguía vacío. Teníamos tanto en
común: nuestro gusto por las artes, por la naturaleza y sobre todo por la fidelidad.
Poco a poco me adentré en su corazón, vi que apenas se estaba moviendo en
estos terrenos del amor; pero fui una estúpida, no supe manejar mis sentimientos y
mucho menos expresárselos cara a cara… Me dijo un día que había hablado con
Adiós, mi dulce sol
sus padres de mí, de mis intenciones, de mi forma de ser, quería que me
conocieran, pero apenas se enteraron de la verdad, se horrorizaron, no podían
creer que yo fuera su novia, no podían soportar la idea de verme, de imaginarme a
su lado. Dejé que se fuera a ser feliz y claro, perdí su amistad. (Abre una pequeña
caja de música, su estribillo se escucha por instantes en toda la escena luego la
cierra. Camina un poco. Regresa al escritorio, vuelve a escribir) Éstas pueden ser
las últimas palabras, mi dulce sol, me despido de ti para siempre para ya no
lastimarte más de lo que te he lastimado, y espero que me perdones si es que en
realidad me amas, como tú lo has dicho: el amor lo perdona todo; y recuerda que
me voy de ti, amándote como nunca antes amé a una persona, y por lo mismo,
será mejor que ya no nos veamos nunca más; no te deseo lastimar, (pausa,
observa el cuadro) mi madre me dijo una vez que nadie se merece un cruel,
déspota y frío trato. Te perdono por todo lo que me has hecho, te deseo lo mejor
en la vida pues te lo mereces, espero que puedas encontrar a una persona que te
ame igual o más que yo; (vuelve a escribir) te prometo nuevamente que te olvidaré;
tengo sentimientos y emociones, río, lloro, sufro, amo, y de eso te aprovechaste…
no dejaré que nadie nunca más lo haga. Fue un gran gusto el poder conocerte, el
haber sido tu amiga y tu novia, créeme que nunca me arrepentiré de eso, pues has
sido lo mejor que me ha pasado en toda mi estúpida vida… gracias por todo.
Lucía… te amo, te amo con todas mis fuerzas. Te amo, Mariana. Gracias, mi dulce
sol. Gracias, Mariana. Gracias, mi Mary… (como una sentencia) Te amó…: Luna.
Termina de escribir la carta, luego toma la fotografía que está en el escritorio, y las
mete en un sobre blanco, lo guarda en la caja y la vuelve a colocar en su lugar.
Luna camina hacia su cama, se recuesta y abraza a su muñeco de peluche, solloza
mientras cae lentamente el…
TELÓN
Adios, mi dulce sol by Marcelo Romero Hernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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